Trabajando desde el cuerpo, ampliando la consciencia de ser y estar en el presente.
Contacto Terapéutico
miércoles, 22 de enero de 2014
El cuerpo no miente
Se considera a Wilhelm Reich pionero en introducir en la psicoterapia una orientación corporal dando origen a las llamadas terapias psicocorporales. Reich crea el concepto de “coraza muscular” referido al conjunto de tensiones musculares crónicas del individuo como un equivalente físico del carácter del propio individuo. Para conseguir la disolución de esa coraza caracterial y muscular, elabora la técnica orgonoterápica del análisis del carácter cuyo principio fundamental es la “…restauración de la motilidad biopsíquica” (en palabras del propio autor).
Recogiendo el legado de W. Reich numerosos autores han investigado y trabajado en distintas psicoterapias de base analítica que consideran al cuerpo como campo de intervención para la resolución de conflictos personales. Lo común a todas ellas es el enfoque holístico que tiene en cuenta al ser humano en todos los niveles: corporal, emocional, intelectual y espiritual, buscando como meta la integración.
Alexander Lowen, creador de la Bioenergética considera que cuerpo y mente son funcionalmente idénticos: lo que ocurre en la mente refleja lo que está ocurriendo en el cuerpo y viceversa. Todas nuestras vivencias se reflejan en el cuerpo y junto con nuestra dotación genética configuran nuestra historia personal.
Por su parte John Pierrakos cofundador con Lowen de la bioenergética hace una integración entre ésta y los principios espirituales del Pathwork (camino espiritual y de desarrollo personal desarrollado por Eva Pierrakos) para crear la Core Energética. Pierrakos considera el Core como el centro del ser humano. Este centro es creativo y está orientado a la autorrealización personal, son nuestros miedos y nuestros bloqueos emocionales los que impiden esa creatividad tanto a nivel físico como psíquico.
Todo está escrito en el cuerpo, en los músculos, en la postura corporal, en el tono de la piel…
Otro de los enfoques integradores es la terapia Gestalt. Creada por Fritz Perls ha ido evolucionando y asimilando aportaciones de otras terapias como la Terapia Humanista de Rogers, la Bioenergética y gran parte de las terapias de los setenta. Se trata de una terapia eminentemente experiencial y fenomenológica: vivenciamos la experiencia en lugar de contarla. Se centra principalmente en el cómo (herencia del Zen) en lugar del porqué. Al igual que las anteriores considera a la mente y el cuerpo como un mismo sistema basado en la autorregulación. Si entendemos a la persona sin separar cuerpo y mente podemos entender cualquier enfermedad como un desequilibrio del organismo en su conjunto.
Dentro del enfoque gestáltico, Adriana Schnake alude a que si entendemos a la persona en su totalidad podemos concebir cualquier enfermedad como un desequilibrio de ese organismo como un todo. Insiste en que cuando un órgano se enferma, poder mantener un diálogo gestáltico con ese órgano nos ayuda a comprender como nuestra manera de estar en el mundo, nos ha llevado a esa dolencia determinada.
El cerebro dirige o influye indirectamente sobre todas las funciones del cuerpo. Todas las enfermedades desde el cáncer hasta la esquizofrenia o un simple catarro se originan en el cuerpo- mente como un todo, no en cada uno por separado. Cuando nos cuesta digerir un acontecimiento desagradable nos suele doler el estómago y cuando no expresamos lo que nos molesta, las molestias se focalizan en la garganta. Nuestros músculos, además de posibles lesiones también reflejan antiguas ansiedades y las pautas rígidas de nuestro cuerpo se reflejan en la rigidez de nuestra mente; nada es casualidad, sólo hay que saber ver lo obvio.
La psicoterapia corporal ayuda a tomar conciencia de nuestra realidad cuerpo-mente y a descubrir nuevos caminos en los que caminar de acuerdo a nuestro verdadero patrón de vida. Poner la atención en el cuerpo crea una base sólida para que se pueda producir un cambio interno. Para poder llegar a estar en contacto con nosotros mismos y con los demás tenemos que abrirnos a nuestros procesos internos en todos los niveles: corporal emocional, intelectual y espiritual: integrar es curar.
Psicoterapia es facilitar, vivenciar, permitir, acompañar, a veces confrontar y siempre compartir. El paciente puede de este modo llegar a la herida, observarla, aceptarla y desde el aquí y ahora sanarla y despedirse de ella. Una gestalt se cierra y un nuevo campo se abre, algo cambia interna y externamente. Escuchando al cuerpo, sintiendo el cuerpo, confiando en el cuerpo puedo percibir que por encima de todo “soy” mi cuerpo y que el cuerpo nunca miente.
Tomado de: Psicoterapia gestalt y corporal Autor: Lic. Esperanza Domínguez Pérez. Psicóloga
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